Hace seis días que se desconoce el paradero de María Guadalupe Serrano, quien está a punto de cumplir 40 semanas de embarazo. Se le vio por última vez al salir de su casa, en el municipio de Nezahualcóyotl.
María Guadalupe Serrano Martínez, de 26 años de edad y con un embarazo de 39 semanas, desapareció el pasado 21 de abril en Nezahualcóyotl, Estado de México. La última vez que sus familiares supieron de ella fue cuando salió de su casa, ubicada en la colonia Esperanza de ese municipio, alrededor de la una de la tarde.
Desde entonces la familia perdió contacto con María Guadalupe. Las autoridades emitieron la alerta para dar con su paradero y realizan las primeras investigaciones. La joven era empleado de una tienda Neto pero ya se encontraba en periodo de incapacidad, ante la proximidad de la fecha de parto.
María Guadalupe mide 1.55 mts y tiene el cabello negro y lacio hasta debajo del hombro. Como señas particulares tiene pecas en ambas mejillas y un tatuaje de tres puntos alineados en la muñeca izquierda.
Melina Alonso, amiga de la familia, informó a Animal Político que los familiares de María Guadalupe no tienen hasta el momento ninguna información sobre el paradero de la chica ni algún posible indicio de los motivos de su desaparición. Pero temen por su seguridad, ante la andanada de feminicidios cometidos contra mujeres embarazadas en los últimos años, y que se han recrudecido en los dos meses pasados.
Organizaciones de la sociedad civil y activistas han denunciado que las autoridades no tienen una cifra real de este problema porque no existe una base de datos donde se considere la categoría embarazada y también acusan que no se hacen investigaciones a fondo de los casos para descartar la actuación de redes criminales en estos asesinatos.
La presión de ser madres, detonante en asesinatos de mujeres embarazadas para robarles a sus bebés
María Salguero, geóloga que registra en un mapa los feminicidios en México, tiene 12 casos contabilizados de 2010 a la fecha en los que asesinaron a mujeres embarazadas para extraerles a los bebés del vientre o a mujeres recién paridas para robarles a sus hijos. Salguero alerta que esto apenas se volvió visible ante la serie de tres homicidios ocurridos entre marzo y abril de 2018, pero asegura que ha estado sucediendo desde hace años.
Las víctimas, en la mayoría de los 12 casos documentados por Salguero, eran menores de 25 años (solo una tenía 29) y al menos 10 eran de bajo nivel económico y no tenían acceso a la seguridad social donde atendieran sus partos y cuidaran la salud de sus futuros hijos.
Solo en dos casos el móvil pudo ser diferente. En el de Alicia Ramos Blanco, de 17 años, a quien asesinaron en junio de 2010 en Coatzacoalcos, Veracruz, cuatro personas (dos hombres y dos mujeres) vecinos de la víctima, quienes planearon durante tres meses el homicidio para robar el bebé de la jovencita y venderlo en 500 mil pesos.
En otro caso, Reyna Alicia N, de 22 años, fue asesinada por Eulalia L. O. y Roberto C. V. el pasado 2 de abril en Oaxaca. Las investigaciones están en curso para descartar un posible hecho de tráfico de menores.
En el resto de los casos recabados por Salguero el móvil coincide: las homicidas pretendía quedarse con el bebé y criarlo como hijo propio. Nueve de las mujeres que cometieron el asesinato fingieron un embarazo para engañar a sus parejas, familiares y amigos.
Dos, Nancy Carrasco Pérez (quien asesinó a Luveneydi Yasmin Velázquez de 23 años, en octubre de 2015, en Tijuana, Baja California) y Damaris Rocío Jiménez habían estado embarazadas, pero perdieron a sus bebés y temían que, al no haber un niño, su pareja las dejara. Las demás no podían tener hijos y estaban obsesionadas con la maternidad.
Andrea Vega (@EAndreaVega) – ANIMAL POLITICO.